martes, 15 de septiembre de 2015
viernes, 11 de septiembre de 2015
MEDITACIÓN
La meditación permite concentrar
todas las energías en un solo punto. Sin embargo, elegir ese punto es lo que
suele conducir a error a los aprendices.
Muchos se concentran en adquirir
poderes, en mover objetos con la mente, en producir fenómenos visibles, y
cuando logran hacer esas cosas quedan satisfechos, pero siguen tan dormidos
como antes.
De hecho, el orgullo que resulta
de la obtención prematura de esas facultades, los hunde aún más en las
profundidades del sueño.
Podría decirse que en realidad
nunca aprendieron a meditar, que sólo aprendieron a concentrarse. Sin embargo,
no se concentran en aquello que podría haberlos despertado, y se quedaron mucho
más alejados del camino de la iluminación.
Toda persona que logra sumergirse
en su propio silencio interno, aún cuando no adopte la postura del loto, está
meditando.
Este silencio es la verdadera
presencia del espíritu en la mente del hombre, es el agua bendita que baña cada
una de sus células, revivificándolas y dotándolas de una fuerza que antes no
tenían.
Pero el espíritu nunca se
manifiesta cuando en la mente aún hay residuos que enturbian el agua, o cuando
hay ruidos que interfieren la fluidez de la música divina.
Un pintor sólo puede crear su
obra sobre un lienzo en blanco, inmaculado. Si el lienzo está sucio deberá
limpiarlo antes de tirar la primera pincelada.
Habiendo notas disonantes, la
música pierde su belleza y su coherencia. Por analogía, nuestros bajos
pensamientos son disonantes con respecto a la sublime música silenciosa emanada
del espíritu. Por eso, el primer trabajo de aquel que se pone a meditar, es
acallar la mente por completo.
La meditación debería ser el
estado natural del ser humano, un estado en el que nunca se perdiera la noción
del yo.
El aprendiz empieza a ser
conciente de todos los impulsos que nacen de su cuerpo, y es capaz de separar
su yo de esas manifestaciones.
Al meditar, su mente silenciosa
deja de escuchar las voces del deseo, de la vanidad y del orgullo, y comprende
su absoluta insignificancia ante la vastedad del cosmos y de toda la creación.
Se siente como una gota en el
océano, una gota que si se evapora ante el calor del sol, nadie echará de
menos.
Esta conciencia de su
insignificancia puede ir acumulándose en su alma si medita correctamente, y
hará que, con el tiempo, refleje la potente luz del absoluto a través de su
ser.
Cuando esto ocurre, el aprendiz se transforma
finalmente en un iniciado, y puede entonces iniciar voluntariamente su camino
de evolución personal
miércoles, 9 de septiembre de 2015
LOS SACRIFICIOS VOLUNTARIOS
Una manda, como lo entienden en
general los fieles de la religión católica, es en realidad un movimiento de
fuerzas bastante efectivo y poderoso.
Los fieles que llevan a cabo
estas mandas, siempre en nombre de la
Virgen o algún santo de su confianza y devoción, creen que la
virgen o el santo pueden hacer milagros en beneficio de ellos, e ignoran que
son ellos mismos los que, realizando un sacrificio determinado en nombre de esa
virgen o ese santo, finalmente realizan el
milagro en su propio beneficio.
¿Cómo sucede esto?
La respuesta es que estas
personas, mediante los sacrificios impuestos por sus mandas, han creado un
Campo de Fuerza.
El hombre que ha despertado, el
mutante, sabe que los sacrificios voluntarios pueden atraer hacia la persona
fuerzas, energías, vibraciones, presentes en la naturaleza de manera invisible,
fuerzas que a veces son difíciles de controlar en un principio.
Este es uno de los objetivos de, por
ejemplo, la práctica del ayuno de los ascetas, la que también se encuentra presente
en diversas religiones, ya sea como práctica o bien como ritual.
¿Qué es un sacrificio? ¿Un oficio
sagrado? ¿Un voto de obediencia a Dios? Sí, todo eso, y mucho más. Es la puerta
del Gran Templo. Y se trata de algo tan sencillo, en apariencia. Un sacrificio
es cuando alguien hace algo que no le gusta hacer en beneficio propio o en el
de sus semejantes.
¿Acaso el sacrificio es, en el fondo,
la postergación del deseo?
Los deseos son fuerzas muy
presentes en el ser humano, y cuando éste logra postergar el deseo, se produce
una concentración de esta fuerza, la que, bien proyectada, permite alcanzar
grandes metas e importantes logros.
El sacrificio voluntario, cuando
es una práctica constante, produce en el hombre y en la mujer, una paulatina
acumulación de fuerza que le permite, con el tiempo, despertar facultades que
antes se encontraban en estado latente, como por ejemplo la telepatía, el
desdoblamiento, la telekinesis, el poder de invocación, el poder de modelar la
realidad dentro de ciertos límites.
Otro factor importante referente
a los sacrificios voluntarios, es que permiten apurar, de alguna manera, el
karma negativo, lo que acelera considerablemente la evolución personal.
Una persona que tiene un vicio
como el cigarrillo o el alcohol, puede comenzar el trabajo interno dejando ese
vicio con la fuerza de su voluntad (si es que la tiene) y ese será entonces el
primer paso para acumular esa pequeña cantidad de energía adicional que le
permitirá, con el tiempo, alcanzar objetivos cada vez más grandes y
trascendentes.
viernes, 4 de septiembre de 2015
DE LA SALUD Y LA ENFERMEDAD
El cultivo de los pensamientos
sobre un campo que se llama enfermedad, cuando es un mal del alma primitiva, se
permite bajo un cielo despejado de cualquier instinto, de cualquier impulso en
el centro del microcosmos.
Digo alma primitiva por montaña
de roca en pleno desierto, de cumbres por sobre la caída de cristales en la
atmósfera, previo a la formación del fondo marino. La enfermedad de aquella
roca se ve a simple vista en las fisuras y grietas que aparecen de arriba a abajo,
desde el origen de los tiempos, y que causan estruendosos estallidos
emocionales de odio y de furia muy difíciles de contener.
De esta enfermedad nace la
conducta criminal del hijo bastardo frente a sus hermanos, quizás por envidia
de sus méritos, tiñendo con su hálito el siempre precario orden social, el que
poco a poco se va desestabilizando.
Caín también es padre y educa a
sus hijos a no perder el impulso del Santo Egoísmo.
Luego, el defecto en la materia
que debe ser manipulada, nombrado demonio o espectro infernal, es la semilla
del árbol cuyas raíces afirmarán la pobre tierra erosionada.
Lo que muchos callan por
prudencia o temor es que la
Virtud generada como Planta Solar en todo pensamiento y en
toda emoción, saca sus aguas germinales del Pozo Negro, donde los pecados se
arrastran como serpientes en el lodo.
La conciencia bañada en esa agua
inmunda se envenena de su propia sal y sale a buscar antídoto a la superficie.
Nace de esa forma el amor a la luz y el camino hacia Dios, noble trabajo que se
mantiene a fuego durante toda la existencia, siempre en espera de la Salud Eterna del Alma.
martes, 1 de septiembre de 2015
viernes, 28 de agosto de 2015
miércoles, 26 de agosto de 2015
LA NEBLINA
La neblina que baja de la montaña
personal se hace más y más densa cuando entra el invierno, cuando el ciclo de
los pensamientos experimenta un nuevo inicio. El alma debe calcular
perfectamente el grado de humedad que ingresará en el tejido óseo de los deseos
no satisfechos antes de congelar sus cuerpos materiales. La neblina dificulta
la visión, y es preciso dedicarse a oír.
Según el punto en que se
encuentre el alma dentro del año litúrgico, en pleno invierno, ya sea en el
hemisferio norte o sur, definirá la naturaleza de los sacrificios voluntarios que
debe hacer el practicante para graduar la potencia de su fuego sexual. Vuelta
su emoción hacia el Oriente recibe la suave carga eléctrica del Pequeño Sol en
su nacimiento, arriba de las nubes que cubren la conciencia astral, tan
necesitada de lluvia en esa época.
El Régimen Secreto debe ser lo
más estricto. Latencia, esa es la palabra que refleja el estado de cada uno de
los atributos anímicos, sumergidos en el lago del tiempo bajo una gruesa capa
de hielo que no los dejará salir hasta la llegada de la Primavera Filosófica.
Es un período breve, pero que parece eterno por lo difícil que resulta mantener
encendida la llama en medio de tantos temporales de viento y de agua. Como
ejercicio de fuerza moral le sirve al practicante para fabricar una voluntad
con sus propias manos, voluntad que luego será su herramienta principal a
objeto de levantarse y mirar la luz de arriba sin encandilarse, al final del
túnel.
La neblina se disipa con la
salida del Pequeño Sol, pero suele dejar algunos estragos en la conciencia
terrestre. Sólo cabe entonces ser testigo de la reparación que efectúa la
naturaleza en su seno, sin intervenir. La observación desapasionada de esta
Cirugía Santa dejará en sus manos valiosas semillas que el practicante debe
utilizar cuando llegue el tiempo de la Siembra en un Campo Virgen. Si está en el
hemisferio sur, su alma se prepara en silencio para el Adviento, en primavera,
y se dispone a la muerte que la hará nacer en algún lugar oculto que sólo
conocen los Magos que fueron Reyes. Si el alma vuelve a nacer, ya el siguiente
ciclo será más fácil y la neblina dejará de causar estragos, porque esa nueva
conciencia estará reforzada por la voluntad y por un gran entusiasmo.
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