miércoles, 9 de septiembre de 2015

LOS SACRIFICIOS VOLUNTARIOS

Una manda, como lo entienden en general los fieles de la religión católica, es en realidad un movimiento de fuerzas bastante efectivo y poderoso.

Los fieles que llevan a cabo estas mandas, siempre en nombre de la Virgen o algún santo de su confianza y devoción, creen que la virgen o el santo pueden hacer milagros en beneficio de ellos, e ignoran que son ellos mismos los que, realizando un sacrificio determinado en nombre de esa virgen o ese santo, finalmente realizan el milagro en su propio beneficio.

¿Cómo sucede esto?

La respuesta es que estas personas, mediante los sacrificios impuestos por sus mandas, han creado un Campo de Fuerza.

El hombre que ha despertado, el mutante, sabe que los sacrificios voluntarios pueden atraer hacia la persona fuerzas, energías, vibraciones, presentes en la naturaleza de manera invisible, fuerzas que a veces son difíciles de controlar en un principio.

Este es uno de los objetivos de, por ejemplo, la práctica del ayuno de los ascetas, la que también se encuentra presente en diversas religiones, ya sea como práctica o bien como ritual.

¿Qué es un sacrificio? ¿Un oficio sagrado? ¿Un voto de obediencia a Dios? Sí, todo eso, y mucho más. Es la puerta del Gran Templo. Y se trata de algo tan sencillo, en apariencia. Un sacrificio es cuando alguien hace algo que no le gusta hacer en beneficio propio o en el de sus semejantes.

¿Acaso el sacrificio es, en el fondo, la postergación del deseo?

Los deseos son fuerzas muy presentes en el ser humano, y cuando éste logra postergar el deseo, se produce una concentración de esta fuerza, la que, bien proyectada, permite alcanzar grandes metas e importantes logros.

El sacrificio voluntario, cuando es una práctica constante, produce en el hombre y en la mujer, una paulatina acumulación de fuerza que le permite, con el tiempo, despertar facultades que antes se encontraban en estado latente, como por ejemplo la telepatía, el desdoblamiento, la telekinesis, el poder de invocación, el poder de modelar la realidad dentro de ciertos límites.

Otro factor importante referente a los sacrificios voluntarios, es que permiten apurar, de alguna manera, el karma negativo, lo que acelera considerablemente la evolución personal.

Una persona que tiene un vicio como el cigarrillo o el alcohol, puede comenzar el trabajo interno dejando ese vicio con la fuerza de su voluntad (si es que la tiene) y ese será entonces el primer paso para acumular esa pequeña cantidad de energía adicional que le permitirá, con el tiempo, alcanzar objetivos cada vez más grandes y trascendentes.

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