miércoles, 23 de septiembre de 2015

CREACIÓN DEL SOL ALQUÍMICO

¿Quieres ser alquimista?

Debes saber de antemano que la meta de todo alquimista es la creación de un Sol. Se equivocan rotundamente quienes piensan que se trata de algo metafórico, porque un sol real es una estrella, un cuerpo luminoso y atrayente que nace en un punto del Universo, convirtiéndose en un Centro de Gravedad.

Todavía existen muchos ingenuos que se encierran en laboratorios a cocinar metales en ollas y alambiques, pobres locos autoengañados, sopladores que están muy lejos de la Sagrada Dignidad que exige la Alquimia a todos sus Adeptos. Nunca estuvo tan oculto e incomprendido el Arte Alquímico como en estos días, cuando todos piensan que los grandes misterios están siendo finalmente revelados.

Nada es más hipnótico que esta creciente “misteriomanía” que se ha ido arraigando en las mentes en el último tiempo. Nadie se percata de que los misterios están todos revelados y son, de hecho, evidentes. No hay nada oculto.

Pero hay que estar despierto.

Estar despierto significa estar conciente, y la conciencia es un fuego muy difícil de encender. Lo apaga fácilmente el agua de las pasiones y lo cubre la tierra del cuerpo aún antes de que nazca. ¿Y qué puede hacer un alquimista sin fuego? Como se ve, la alquimia es un Arte y una Ciencia. El Arte del Fuego y la Ciencia de la Generación.

Entonces, para crear El Sol Alquímico debes tener un centro de gravedad que reúna todos los materiales en una nube oscura que luego pondrás a rotar sobre sí misma. En esta etapa de tu creación la materia tiene calor, pero aún no luz, y el espíritu flota sobre las aguas. Dispón en tu espacio los elementos de tu nebulosa según la geometría sagrada  y deja que Aquello se proyecte por afinidad. Sobre todo, ten presente que el nuevo cuerpo debe respirar a su propio ritmo hasta que la luz sea manifiesta.

Ahora posees una protoestrella cuyos átomos de hidrógeno se empiezan a fusionar para formar helio. De ahí nace la energía que le dará su brillo particular a tu Sol. Si tu Centro de Gravedad no es lo suficientemente poderoso, tu estrella explotará violentamente, expulsando al espacio toda la energía acumulada y perdiendo irremediablemente el trabajo de años.

Una vez fijado tu astro en el firmamento, la luz imponderable que desprende fijará la vida a su alrededor, restableciendo la salud de tu alma y devolviéndole su entera libertad al espíritu encadenado.



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