sábado, 19 de septiembre de 2015

ANTESALA DEL NACIMIENTO

La infinita belleza que nace de la humedad al casarse con lo frío, en pleno tránsito de Leo por las calles de nuestra ciudad, confiere al cuerpo una respiración que entra por el aire y sale por la palabra. El aprendiz se impone silencio y se regocija de su propia fortaleza, puestas sus esperanzas en Octubre, antesala del Gran Nacimiento.

De esta Santa Humedad predomina el sabor dulce y el temperamento flemático, que son precipitados a oscuras desde las altas capas de la atmósfera. El aprendiz absorbe y bebe de aquellas celestes cataratas hasta saturarse, preparándose, con arduas meditaciones y abstinencias, para el gradual aumento en la potencia del fuego.

Atento al germen del mundo que empieza a brillar como un espejo, el Ángel de la Música toca los cabellos del hombre recién operado y susurra en su oído la suave melodía del Génesis. Con esta señal empieza el tiempo, se inicia el ritmo, y se pone a girar en lo múltiple la inexorable rueda de las encarnaciones y de los avatares.

La rueda vital produce bellos sonidos. Luego, para dirigir la Sinfonía correctamente, el músico debe conocerla y saber de memoria cada nota, cada silencio, con el fin de llevar a buen término la obra sin pasarse por alto ningún compás, sin alterar el pulso ni desajustar la armonía.

Gracias a esta música filosófica bien ejecutada la mente del hombre que ha mutado se polariza, reaccionando, y aparecen detrás del cielo las Trompetas del Apocalipsis. De este movimiento polar, de estas reacciones en el núcleo de la materia, nacen energías nuevas y llenas de significado, desconocidas en este tiempo, y que el aprendiz debe incorporar a su Vaso, recogiéndolas de un cierto aire, “como si fueran rocío de la mañana.”

Estos trabajos deben realizarse antes de Octubre. En lo posible, ingenioso aprendiz, contar con un vehículo aéreo que permita la observación del proceso desde arriba, y así programar correctamente el régimen de las precipitaciones. Hay que aprovechar absolutamente todo el tiempo planetario y no desperdiciar un día, porque esto puede echar abajo la frágil torre de naipes que estamos construyendo para salvarnos.

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