1
Nuestro cuerpo físico es como la
raíz de una planta: está profundamente arraigado a la tierra y nunca verá la
luz. Pero nosotros no somos sólo nuestra raíz, sino que también somos la flor,
es decir, un espíritu.
Sin embargo, para que la flor
nazca, es necesario que se alimente de la raíz. En otras palabras, la energía
que necesitamos para despertar nuestra conciencia, viene de nuestro cuerpo.
2
La fuerza para bajar viene de
arriba. La fuerza para subir viene de abajo. Nosotros no necesitamos bajar,
sino subir, porque ya estamos en lo más bajo, y la fuerza que nos puso acá en
este abismo terrenal, viene de lo más alto, de lo absoluto, de Dios.
Nosotros, para subir en la escala
evolutiva, debemos sacar fuerzas de este mismo lugar donde nos encontramos, es
decir, de la materia.
Nuestro cuerpo físico es en
nosotros la materia densa, y nuestra mente pura, sin manchas terrenales, es la
manifestación de Dios.
3
Si miramos nuestro cuerpo veremos
que el cerebro, órgano a través del cual se manifiesta la energía mental, está
en lo más alto de nuestra anatomía, en la cima de la cabeza. Es el aire, el
cielo, etc.
El órgano más bajo de nuestra
máquina corporal es el aparato sexual, los genitales, y representa el fuego,
los volcanes, y, en general, la profundidad de la tierra.
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