Cuando el practicante logra
trascender su propia personalidad mediante el arduo trabajo de auto conocimiento,
entonces es capaz de superar sus enfermedades y dolencias físicas, en la medida
que su propio karma se lo permita.
Cada personalidad tiene su propio
tipo de enfermedad. Una persona nerviosa, por ejemplo, puede sufrir dolores
estomacales, una persona triste puede desarrollar un cáncer, a una persona
flemática puede darle diabetes, etc.
La sanación consiste en aumentar
la frecuencia vibratoria y el magnetismo por sobre las sensaciones y apetitos
del cuerpo, o mejor dicho, en ir en contra de la inercia que domina a la
materia densa.
Existen dos técnicas que,
combinadas, permiten llegar a la esencia de la propia personalidad, y por ende,
a las causas de todas las enfermedades.
Estas técnicas son la meditación
y el recuento detallado de la propia vida. Esta última técnica, cuando se
realiza a conciencia, permite desenredar la madeja de acontecimientos, hechos,
palabras, sobre las que se ha construido la personalidad del individuo.
Esto es posible porque la
personalidad es una instalación externa.
El ser humano al nacer no viene
con una personalidad incorporada a su esencia, por lo mismo, es posible
disolver la personalidad hasta cierto punto y de manera controlada.
La única forma de disolverla es
observándola como quien observa un objeto externo, y sin prejuicios.
El recuento detallado de la
propia vida permite darse cuenta cómo actúa la personalidad, de qué forma
reacciona ante los estímulos.
Cuando uno siente vergüenza ante aquella observación, es
porque ha empezado ya a separar la esencia de la personalidad. En efecto, la
vergüenza tiene su origen en la esencia y es muy fácil para la personalidad
esconderla y justificarla.
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