miércoles, 28 de mayo de 2014

AÑO LITÚRGICO




Debes saber que el año litúrgico es un calendario alquímico que establece con exactitud las distintas etapas que llevan al practicante a realizar la transmutación del plomo físico en oro filosófico.

Desde al Adviento hasta la Pascua de Resurrección, este mapa celeste te muestra la importancia de la repetición de los ciclos y te recuerda aplicar a tus procesos internos la ley de correspondencia. Como es abajo es arriba.

Bajo este razonamiento, tú también llevas el ciclo del año litúrgico en tu alma inconciente, y pasas cada año por una resurrección mecánica al nivel más bajo de tu mente, por lo que debes ir subiendo los grados del fuego a voluntad para que empieces a moverte hacia arriba, de manera conciente y ayudado por la ciencia hermética.

Las vueltas de la rueda, que algunos aseguran deben ser al menos siete para completar la Obra, simbolizan el transcurso completo del año litúrgico, que se mueve paralelo al año estacional, tan importante para las labores agrícolas.

Tú debes trabajar de esta forma tu propia agricultura interna, guiado por las sagradas estaciones del año litúrgico.


Con cada vuelta de la rueda, tu cosecha será más abundante y tus frutos crecerán más puros e impregnados con el Espíritu Santo.

martes, 27 de mayo de 2014

RESUMEN DE LA GRAN OBRA

La vida humana está ligada a una sucesión de eternidades. El progreso de la inteligencia se mueve en prolongada espiral al ritmo de la evolución cósmica, evolución retardada por supuestos errores provenientes del Círculo Divino.

La esperanza divina está puesta en los chispazos de conciencia brotados por propio mérito en unidades aisladas, en individuos que trabajan sobre sí mismos, los que pronto se multiplicarán hasta producir el estallido espiritual, definitivo e irreversible.

De este maravilloso salto cuántico nacerá entonces una nueva tierra, cuna de dioses visibles destinados a iniciar el contacto directo entre la vida orgánica, conciente de su origen estelar, y los seres que rigen el movimiento del universo visible e invisible.


Una vez que este Verbo Activo sea hecho carne y sangre en el corazón de los hombres, libres ahora del mal y del engaño, la materia divina resplandecerá con la luz del gran Sol Absoluto, y una nueva creación se hará latente en la semilla del mundo subatómico, del que el hombre será Dios en las alturas y regidor de su futuro destino. 

lunes, 26 de mayo de 2014

CUADRATURA SOLAR


ACERCA DEL AGUA




El fuego se apaga con agua.

Las emociones son el agua. El recio temporal que fertiliza el suelo, el agua de un mar en calma y el agua hirviendo de un océano furioso. Agua de vida y agua mortal. Elixir y veneno.

Para navegar en el océano de las emociones hay que ser como un marino viejo y experimentado. Además, hay que poseer una brújula.

Las emociones se generan en masa, son múltiples como las especies de la tierra. Los alquimistas separan las sutiles de las densas: está escrito en la Tabla de Esmeralda.

Pero hay una emoción (una sola,) que es el agente universal de los sabios, la materia prima de la Gran Obra. Llegar a ella requiere años de absoluta dedicación, requiere un fuego vivo y constante, un control implacable de la voluntad y un espíritu robusto y poderoso.

El entusiasmo es una energía que se puede acumular hasta construir el completo edificio de nuestro ser. Hay que recordar que el hombre es una pirámide.


Nada puede entusiasmar más que el deseo de obtener el poder mágico. Este sólo deseo genera más energía que cualquier otro fuego, ya sea físico o filosófico.

EMOCIÓNTESIS




El secreto de la magia no está en la mente, a pesar de lo que digan los mentalistas que sólo producen pirotecnia y alucinaciones. El secreto de la magia se encuentra en las emociones.

El corazón es el sol físico de las emociones, pero todo centro físico es producto de un centro espiritual, o mejor dicho, su proyección.

Las emociones son la varita mágica, son el arpa eólica del espíritu, el báculo de Moisés: pero hay que dominarlas, y para eso hay que tener voluntad de hierro, o mejor aún, de oro.

Si el hombre pudiera transformarse al ritmo en que el mundo se está transformando, el Universo visible sería más nítido para él, y los milagros serían parte de la conducta cotidiana de los hombres.