El secreto de la magia no está en
la mente, a pesar de lo que digan los mentalistas que sólo producen pirotecnia
y alucinaciones. El secreto de la magia se encuentra en las emociones.
El corazón es el sol físico de
las emociones, pero todo centro físico es producto de un centro espiritual, o
mejor dicho, su proyección.
Las emociones son la varita
mágica, son el arpa eólica del espíritu, el báculo de Moisés: pero hay que
dominarlas, y para eso hay que tener voluntad de hierro, o mejor aún, de oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario