viernes, 17 de julio de 2015

L.V.

Con las tres erupciones del volcán el mundo puede mantenerse en equilibrio.

No es prudente jugar con las energías de la Tierra.

Infeliz el mago que experimenta fuera de los límites naturales.

No se debe permitir el sobrecalentamiento del subsuelo, y para eso es preciso dejar en él los cadáveres del hombre con cierta regularidad.

Quizás pueda llegar el sabio entre los hombres a la orilla del río de lava.

Si lo ves, atájalo con arte y oficio y oblígalo a preparar para ti el sagrado licor de volcán, y luego pídele que te indique la correcta dosificación del elíxir.

Si eres respetuoso con él, volverá.

Recuerda que con la teurgia no se debe hacer acto de improvisación.

Recuerda también que el mundo tiene un tiempo de vida y un tiempo de muerte.

Recuerda que estos tiempos naturales puede ser cambiados con voluntad de Alta Magia, apurando la muerte o prolongando la vida, según la necesidad del practicante.

El Licor de Volcán puede hacer todas estas cosas por ti, y si tienes un avatar, también él se beneficiará con esta fórmula maravillosa.

Finalmente, con la teurgia ciertos dioses pueden contener la furia subterránea, así que invócalos cuando sea preciso.

Usa tu avatar, si lo tienes, para contactar estas potencias y atraparlas por descuido en la red de protoplasma.

Actúa rápido, porque estos dioses son hábiles en el arte de la fuga.

Si no es tiempo de erupción, pide lluvia refrescante bajo un cielo de agua.

Que el verbo te asista en todo momento.


Sobre todo, no tengas temor y nunca actúes por egoísmo.

viernes, 1 de agosto de 2014

DÍA Y NOCHE



De día extraigo luz física. De noche incubo luz espiritual.

De día otorgo mi fuerza material. De noche pruebo la habilidad de mi astral.

De día construyo mi presente con los ojos abiertos y pisando tierra firme. De noche proyecto mi futuro con los ojos cerrados, volando a través de los sueños.

De día influyo en el entorno con mi presencia y con mi voz. De noche me sumerjo en la meditación y en el silencio, sometiéndome a la influencia celeste.

De día nazco hombre limitado en pugna con los elementos. De noche nazco dios inmortal, creador de nuevos espacios y  sistemas.

De día soy un espejismo y confundo a todos cuando me miran. De noche soy un ser real, apartado de miradas ajenas.

De día soy una voluntad que empuja hacia adelante. De noche soy una voluntad que empuja hacia arriba.

De día soy un tigre siberiano en busca de comida. De noche soy un cordero en busca de su pastor invisible.

De día soy uno más entre la ciega multitud. De noche soy el hierofante de mi propia religión.

De día soy un mono que lee. De noche soy un ángel que escribe.

De día subo a la terraza del infierno. De noche bajo al sótano del cielo.

De día lucho por despertar mi mente. De noche lucho por despertar mi corazón.

De día me visto por encargo de la sociedad. De noche me desnudo por encargo del Universo.

De día respiro el aire de la supervivencia. De noche respiro el aire del renacimiento.

miércoles, 23 de julio de 2014

LA OMNIPOTENCIA DE DIOS



Frente a los que pudieran sentirse sorprendidos por la sentencia de que Dios habría cometido un error de cálculo en su Creación, es necesario aclarar el hecho de que Dios podría no ser Omnipotente, sino un ser falible.

Su poder omniabarcante se ve disminuido cuando “desciende de lo alto”, quedando sometido, de alguna manera, a las leyes que rigen el equilibrio de la materia densa.

Creemos que el mismo arribo de Jesucristo a la Tierra, aparentemente, no es más que un intento por divinizar la carne, el cuerpo, y conectar las almas entre sí, lo que alquímicamente llamaríamos una “Rectificación”. Es decir, retomar la Obra cuando se había seguido un camino equivocado. En la Biblia también hay un pasaje (entre muchos) que prueba claramente esta “disminución” de los poderes celestiales. En el capítulo 32 del Génesis, versículo 23, Jacob, ese ladino que compró la primogenitura a su hermano mayor por un plato de lentejas y robó la bendición de su padre Isaac, hizo algo mucho más temerario. Luchó con Dios y lo venció. Así es, y por esto obliga a Dios a darle una bendición, y Dios reconoce su derrota.

Recordamos además haber leído que Gurdjieff responde a uno de sus discípulos, cuando este le preguntó sobre la inmortalidad, que nada es inmortal, y que Dios mismo es mortal. Y aclaró, eso sí, que la diferencia entre Dios y el hombre es grande, y que Dios es mortal de manera diferente a la del hombre.

Nadie acepta esta verdad, porque el alma mortal es demasiado cómoda y perezosa, y prefiere sentirse “protegida” por un Dios que todo lo puede, en vez de trabajar por su desarrollo y evolución.

lunes, 21 de julio de 2014

HUMILDAD



La sabiduría requiere humildad, requiere que uno se ponga en el lugar más bajo, donde viven las bestias, las ratas, los reptiles, las moscas, y todo lo que produce excremento.

En el Universo los seres que producen excremento son los más bajos en la escala evolutiva.

La verdadera humildad del iniciado nace porque él toma conciencia de ser un animal que produce excremento.

Muchos creen que la humildad nace de tomar conciencia de la muerte, pero la muerte en realidad causa miedo en el hombre. ¡No se atreve ni a pensar en ella!


El iniciado, por su parte, sublima el miedo a la muerte y lo transforma en fuerza, en audacia, en voluntad. Está en contacto permanente con esa parte de su ser que sobrevivirá a la muerte del cuerpo físico.

lunes, 14 de julio de 2014

ARCOIRIS




La lluvia trae del cielo superior sutiles pensamientos, golpes de buena fortuna y arcoiris de profundidad inalcanzable que obsesionan a cualquier mortal. Por supuesto, hablo de aquello que puede transformarse, al igual que el viento de un huracán, en una materia tan distinta, tan de sueño anticipado en cadencia, que lo onírico es un insecto de plástico, una certera puñalada en el corazón.

Sepan entonces que primero cae la lluvia que moja con paciente caricia la piel de los aloe vera, y la que choca en certeros disparos contra la pobreza de los paneles solares, pero es un obsequio vertiginoso levantar la mirada y recibir el bálsamo de la santa paciencia.

No veas la luz ni escuches el sonido. Sólo siente la fuerza etérea de tu katana y corta con ella los bordes de tu arcoiris personal. El esfuerzo es un viaje hacia la mente de ellos, los arcontes, dioses temibles en su plano de sólida estructura,  entes de la ruptura en plena realidad de carne y hueso y de madera. Y en el futuro de metal en su estado más puro e inviolable.

Quien sabe que los pensamientos son de agua tiene en su poder la llave de un invierno venturoso. Aprovecha ese alimento, neófito animal desorientado, y dime cuántas liturgias, desde el nacimiento a la muerte, se han cubierto de tierra por causa de una nota fuera de tono en la melodía emocional.


Y ahora yo, hijo prófugo de Belcebú, me someto fríamente a la vejez y pruebo el fruto de aquella enorme realidad futura que se me abalanza.  El Señor del Inframundo quiere la lluvia, pero ama el fuego por sobre todas las cosas. Arriba y abajo, da la impresión de que somos así. Crúzate con esa realidad, y acelera. Nada es lo que parece.