viernes, 25 de marzo de 2016

LA INMORTALIDAD

Principios de la salud.

El cuerpo humano debe regenerarse desde adentro, procesando correctamente las materias primas que constituyen su alimento, con un amor incorruptible hacia todo lo que sea vida.

La incubación de una enfermedad grave, tanto del cuerpo como de la mente, es siempre un fracaso personal, una derrota.

La muerte es un cambio de estado, un cambio violento e irreversible, (en la mayoría de los casos) un cese total de las funciones del cuerpo terrestre, a veces en pleno apogeo de sus fuerzas y capacidades. ¿Cómo evitar la muerte para que no sea un obstáculo en el trabajo de un hombre?

La respuesta, aunque algo retórica, es muy simple. Para evitar la muerte hay que morir antes de morir. Esto quiere decir: abandonar el cuerpo físico antes de que éste muera y vivir en el espíritu, y desde ahí, en esa ubicación, servirse del cuerpo, el que, aunque vivo, dejará para siempre de tener una identidad.

La antigua identidad, la del cuerpo y sus apetencias, muere completamente, produciendo una honda transformación en la vida del hombre.

Cuando el espíritu toma plena posesión del cuerpo, puede prolongar su vida mucho más allá de los límites aceptados hoy como normales. Un hombre de férrea voluntad puede vivir más de doscientos años si posee los conocimientos adecuados, y puede seguir vivo y consciente luego de experimentar el proceso llamado muerte.

Y en eso consiste la inmortalidad.

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