sábado, 19 de marzo de 2016

IGLESIA SUBTERRÁNEA

Pertenezco a una iglesia subterránea y bebo del cáliz sagrado de la anti materia. De lo más secreto, enterrado en las profundidades, la fe ciega en la luz de los átomos se ve reforzada por la constante erupción de los volcanes y también por la ininterrumpida maternidad de todas las especies.

Liturgia de tierra sobre tierra y oración tenida por diversos tipos de sal terrestre, donde lo seco es privilegio de sepulcrales castas y profunda inspiración del dios lagarto. Y todos nosotros, fieles de nuestra estéril religión insatisfecha, anhelamos la tosca perfección de las hermanas lagartijas.

Vamos ahora al túnel del pensamiento abajo en la roca donde las vetas minerales, corrigiendo el rumbo según la intensidad del fuego secreto. Porque el fuego cambia de color ante la sutil conversión del alma cuando ésta obtiene, por arte, la llave maestra de los tres mundos, mineral, vegetal y animal.

El poder del credo y la maduración en el tiempo es toda nuestra esperanza. El amor en el camino es un premio y un claro incentivo de la aceptación arcangélica, molde de amor de lo que gemina aquí abajo, en el oscuro mundo subterráneo.

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