miércoles, 7 de octubre de 2015

FILOSOFÍA Y ESPIRITUALIDAD, UNA MEZCLA IMPRESCINDIBLE

El conocimiento se basa en estos dos factores, llamados filosofía y religión (o espiritualidad), que bien pueden ser análogos al mercurio y al azufre alquímicos, generando así la verdadera sabiduría en el hombre, (Piedra Filosofal) sabiduría que podría definirse como dorada, o de oro. La filosofía es el conocimiento teórico, la enseñanza técnica que debe saberse de antemano antes de pasar a la práctica. Pero es esta última la que otorga la verdadera sabiduría, sinónimo de espiritualidad.

Digamos que la filosofía se encarga del estudio de conceptos abstractos, como la mente, el espíritu, e intenta indagar más sobre las causas que sobre los efectos. De la filosofía nace la ciencia, que se encarga de lo concreto, de la materia, y que ha hecho colosales avances en ámbitos como la biología, la física, química, etc. Sin embargo, a partir de las investigaciones sobre el átomo, la ciencia abre puertas que van más allá de la materia, y traspasa el área que tradicionalmente estuvo a cargo de la filosofía y de la religión.

Filosofía y religión deben ser una sola cosa. Lo teórico, puesto en práctica, da paso a la espiritualidad, es decir, a la Ciencia.

Ser espiritual no es algo sencillo para el hombre (nunca puede tratarse de una simple impostura) porque se requiere poseer un detallado conocimiento previo y un elevado estado de conciencia para llevarlo finalmente a la práctica. De hecho, elevar el nivel de conciencia para iniciar el trabajo ya implica desarrollar una verdadera ingeniería interna, por lo que se trata de un esfuerzo netamente científico.

Pero una ciencia sin filosofía y sin religión es solamente técnica, y se desenvuelve dentro de un estrecho margen de especialidad. Así, por ejemplo, se han desarrollado técnicas para dividir el átomo, técnicas para visualizar galaxias lejanas y medir sus distancias, técnicas para combatir las enfermedades del cuerpo (solamente) y en ese viaje va creando aparatos cada vez más sofisticados, máquinas poderosas que llevan la técnica a un nivel parecido al de la perfección. ¿Para qué? ¿Cuál es el real objetivo de la “ciencia”? ¿Saber por saber? ¿Mejorar la vida de las personas?

¿Al servicio de quién está la ciencia hoy en día?


La verdadera Ciencia nace siempre del espíritu, palabra que ya esta en franco desuso entre los científicos contemporáneos. Todo debe ir unido, y unido en el interior del hombre, en el microcosmos: la Filosofía, la Religión, la Ciencia, el Arte… deben ser una sola cosa, tal como explican los textos alquímicos tradicionales, que hablan de una sola materia, del Uno, etc. 

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