miércoles, 29 de julio de 2015

LA INFORMACIÓN QUE LA MÚSICA DEJA EN EL CUERPO

Como dice el título, la música deja su información en el cuerpo, en cada célula, y, también, por supuesto, en la mente. Ahora bien,  imaginemos la enorme cantidad de información que existe en nuestro cuerpo, en nuestra mente, en nuestro inconsciente, dejada ahí por acordes y melodías ya completamente olvidadas, pero que en algún momento de la vida llegaron a nuestros oídos. Si tuviéramos acceso a escuchar nuevamente esa música, sobre todo las piezas claves de nuestra infancia, tendríamos la herramienta que nos permitiría abrir las puertas de nuestro inconsciente de par en par.  Debemos sacar entonces esa información para desatar el nudo de causas que nos transformaron en lo que ahora somos.

     No obstante, recordar todo lo que se ha escuchado es casi imposible. Es muy probable que apenas sepa usted cual fue la ultima cumbia que bailó la noche del año nuevo pasado. Pero si no estaba demasiado ebrio, y puede aún hoy tararearla en su mente, hágalo, y verá cómo su cuerpo, que al contrario de lo que usted cree, nunca olvida nada, lo hará revivir el momento vivido, y usted experimentará todo el cúmulo de emociones de esa noche, en un solo instante. Este fenómeno es muy frecuente, pero sucede de manera automática, por ejemplo, cuando “por casualidad” escuchamos una canción que hacía mucho tiempo no oíamos. Aún así, la experiencia no es aprovechada por el individuo, porque no estamos acostumbrados a asignar un significado a las emociones. Por eso la idea es producir este “hallazgo” de manera intencional.


        El motivo de recordar cosas, o mejor dicho, de “desenterrar recuerdos”, es encontrar la emoción exacta asociada al objeto o situación recordada, y traer esa emoción al momento presente. La música es un excelente hilo conductor para lograr esta maniobra. Con este procedimiento se pueden sacar cosas de la mente que, de otra manera, hubieran permanecido ocultas. Esto sin duda que es algo muy avanzado, pero una vez aprendido y puesto en práctica, deben llamarnos la atención aquellas asociaciones que vibran en sufrimiento, en vergüenza, en rabia,  en cualquier emoción negativa. Estos encuentros con uno mismo suelen desencadenar un conflicto interno, pues el individuo tiende a buscar de inmediato una justificación que le permita negar u ocultar ese terrible secreto. Y esto es la “Cruz”, el “Madero de Tormento”, etc. Si el individuo cae en esta tentación, pierde la oportunidad, ya que la música no ejerce influencia una vez que es escuchada con cierta frecuencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario