Cuando el aprendiz inicia un
ritmo, cualquiera que sea, un trabajo a conciencia, este ritmo, con el correr
del tiempo, empieza a acumular energía en el interior de los distintos centros
de inteligencia.
Si el ritmo iniciado es mantenido
durante el tiempo suficiente, gracias a la fuerza de voluntad, la tensión
sostenida produce, finalmente, una mutación. Puede ser un cambio de mentalidad,
un aumento en el nivel de conciencia, una agudización profunda en la
sensibilidad del centro emocional, o simplemente un cambio de enfoque. Estos
cambios, por dolorosos que puedan ser, siempre son positivos y beneficiosos
para el aprendiz.
Pero el iniciado es capaz de
poner en marcha y de sostener varios ritmos simultáneos, manejando
voluntariamente, en beneficio suyo y de toda la humanidad, la ley de causa y
efecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario